MENSAJE DE ALBERTO.
Hace ya mas de medio siglo, viajando al amanecer por la selvas del
Camerún nos salió al paso un macho enorme que comenzó a golpearse el pecho y
rugir estremecedoramente.
El guía echó a correr y aun lo ando buscando. Mario Corcuera y yo
nos quedamos helados, esperando la muerte porque habíamos contravenido una
regla básica de aquellas selvas: no penetrar nunca el territorio de una familia
de gorilas cuando aun no se han levantado porque creen que vienes a robarles
las crías.
Los gorilas son muy dormilones y se suelen despertar de mal humor.
Aquel padre de familia podía habernos aplastado el cráneo con una
sola mano, pero se limito a echarnos una larga regañina con la que
evidentemente pretendía señalarnos que no debíamos ser tan estúpidos y tan
desconsiderados con el descanso ajeno.
Si un hombre advierte que un intruso ha entrado en su casa con
intención de llevarse a sus hijos, le mata.
Un gorila no; un gorila le advierte.
Esa es la única diferencia entre ellos y nosotros; son mas
humanos.
Alberto Vazquez-Figueroa
los animales puede que sean bestias, pero lo que ha quedado claro es que nosotros podemos ser monstruos.
ResponderEliminarTienes mucha razón....ahi esta el mundo, en los teletipos...guerras...muertes...destrucción masiva...deforestación....un gran depredador que está arrasando la Tierra. Un abrazo. Pedro Pozas Terrados.
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